Lecturas para secundaria y ejercicios

Aquí tienes varias lecturas para secundaria que ayudarán a mejorar la comprensión lectora. Disfruta de textos cortos para secundaria aquí o simplemente imprímelos para leer en otro momento u otro lugar.

📚 10 Lecturas cortas para secundaria

Lección involuntaria

Autor: Fernando Aramburu | Tipo de texto: Argumentativo | Etapa: Secundaria

No es mi propósito juzgarlo. Y, si tal fuera, recibiría de antemano mi absolución. Pero el recuerdo viene cuando quiere y no es raro que me traiga escenas nítidas, intactas, de aquellos sábados hogareños de mi adolescencia en los que él representaba un papel penoso. Tras la cena, sentados mi madre y yo en la sala, mirábamos algún programa de televisión en blanco y negro. Alrededor de las once, a veces más tarde, lo sentíamos introducir con distintos grados de torpeza, según la cantidad de alcohol que hubiese ingerido, la llave en la cerradura.

Entraba por fin en casa, a menudo hablando sólo con dicción borrosa, la mirada turbia, el gesto aturdido y culpable. Trascendía de él una intensa fetidez de borracho. Su aspecto me causaba no sólo repugnancia, sino algo, por humillante, más doloroso: un sentimiento de íntima vergüenza ante su manifiesta degradación, conocida por todo el vecindario.

De camino a la cama se detenía, tambaleante, a nuestro lado, farfullando, para congraciarse con nosotros, demostraciones serviles de ternura. Y aniquilaba mi último designio de ver un modelo, no digamos un héroe, en la figura paterna, cuando se escudaba en el pueril embuste de haber bebido poco.

Trabajaba largas horas diarias en la fábrica y era bondadoso, incapaz de violencia. Por eso lo quise; por eso él es en mi recuerdo, ahora que desdichadamente no puedo decírselo, el héroe modélico que no era. De sus debilidades ostensibles nació mi voluntad de no sucumbir ni entonces ni después a la tentación de la bebida, de las sustancias estupefacientes; en fin, de cualesquiera paraísos artificiales a los que profeso desde mi juventud desconfianza profunda y rechazo, no tanto por ser artificiales como por no creer que haya en ellos un adarme de paraíso.

Te ofrezco

Autor: Paul Verlaine | Tipo de texto: Poético | Etapa: Secundaria

Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
Mi corazón ingenuo que a tu bondad se humilla;
No quieran destrozarlo tus manos cariñosas,
Tus ojos regocije mi dádiva sencilla.

En el jardín umbroso mi cuerpo fatigado
Las auras matinales cubrieron de rocío;
Como en la paz de un sueño se deslice a tu lado
El fugitivo instante que reposar ansío.

Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
Reclinaré, jugando con tus bucles espesos,
Sobre tu núbil seno mi frente soñolienta,
Sonora con el ritmo de tus últimos besos.

Hechos y cifras para poner fin a la violencia contra las mujeres

Autor: Onu Mujeres | Tipo de texto: Expositivo | Etapa: Secundaria

La disponibilidad de datos sobre la violencia contra las mujeres y las niñas ha aumentado de manera significativa en los últimos años. En la actualidad existen datos disponibles sobre la incidencia de la violencia de pareja para, al menos, 106 países.

A escala mundial, el 35 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por una persona distinta de su pareja. Estos datos no incluyen el acoso sexual. Algunos estudios nacionales muestran que la proporción puede llegar al 70 por ciento de las mujeres, y que las tasas de depresión, abortos e infección por VIH son más altas en las mujeres que han experimentado este tipo de violencia frente a las que no la han sufrido.

El número de llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se ha quintuplicado en algunos países como consecuencia del incremento de las tasas de violencia de pareja provocado por la pandemia de COVID-19. La restricción de movimiento, el aislamiento social y la inseguridad económica elevan la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia en el ámbito privado en todo el mundo.

Hasta septiembre de 2020, 48 países habían integrado la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y niñas en sus planes de respuesta a la COVID-19, y 121 países habían adoptado medidas para fortalecer los servicios prestados a las mujeres sobrevivientes de violencia durante la crisis global. Sin embargo, es urgente intensificar los esfuerzos.

Cada día, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia. Se calcula que, de las 87.000 mujeres asesinadas intencionadamente en 2017 en todo el mundo, más de la mitad (50.000) murieron a manos de sus familiares o parejas íntimas. Más de un tercio (30.000) de las mujeres asesinadas intencionadamente en 2017 fallecieron a manos de su pareja íntima o de una pareja anterior.

Menos del 40 por ciento de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los países para los que existen datos disponibles sobre esta cuestión se constata que, entre las mujeres que buscan ayuda, la mayoría acude a familiares y amistades. Muy pocas recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud. Menos del 10 por ciento de quienes buscan ayuda acuden a la policía.

Al menos 155 países han aprobado leyes sobre la violencia doméstica, y 140 cuentan con legislación sobre el acoso sexual en el lugar de trabajo. Sin embargo, en los países en los que existen leyes de este tipo, eso no significa que éstas se ajusten siempre a las normas y recomendaciones internacionales, ni que se apliquen y hagan cumplir.

Las mujeres adultas representan cerca de la mitad (el 49 por ciento) de las víctimas de la trata de seres humanos detectadas a nivel mundial. Las mujeres y niñas representan conjuntamente un 72 por ciento, y las niñas suponen más de tres cuartas partes de las víctimas infantiles de la trata. La trata de mujeres y niñas se realiza, en la mayoría de los casos, con fines de explotación sexual.

En 2019, una de cada cinco mujeres de 20 a 24 años se había casado antes de cumplir los 18. Durante la década pasada, la tasa global de matrimonio infantil descendió; la mayor disminución en dicho período se registró en Asia Meridional. Hoy en día, África Subsahariana es la región en la que el riesgo de matrimonio infantil es más elevado: allí, más de una de cada tres mujeres de 20 a 24 años se casó antes de cumplir los 18. El matrimonio infantil suele traducirse en embarazos precoces y aislamiento social, interrumpe la escolarización y eleva el riesgo de que las niñas experimenten violencia doméstica.

Al menos 200 millones de mujeres y niñas de 15 a 49 años han sido sometidas a la mutilación genital femenina en los 31 países en los que se concentra esta práctica. La mitad de estos países se encuentran en África Occidental. Todavía hay países en los que la mutilación genital femenina es prácticamente universal: la han sufrido al menos 9 de cada 10 niñas y mujeres de 15 a 49 años [9].

Quince millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo. En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de verse forzadas a mantener relaciones sexuales (u otro tipo de actos sexuales) por parte de su esposo, pareja o novio actual o anterior. De acuerdo con los datos disponibles para 30 países, tan sólo un 1 por ciento de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional.

La violencia de género en las escuelas es un obstáculo muy importante para la escolarización universal y el derecho de las niñas a la educación. A escala mundial, un tercio del cuerpo estudiantil de 11 a 15 años sufrió acoso escolar por parte de sus compañeras y compañeros en al menos una ocasión durante el mes pasado; niñas y niños tienen idéntica probabilidad de experimentar acoso. Si bien los niños tienen mayor probabilidad que las niñas de sufrir acoso físico, estas últimas tienen mayor riesgo de sufrir acoso psicológico y denuncian que se ríen de ellas con más frecuencia que de los niños por su rostro o su aspecto físico.

En la Unión Europea, una de cada diez mujeres denuncia haber experimentado ciberacoso desde los 15 años de edad. Esto incluye la recepción de correos electrónicos o mensajes SMS no deseados, ofensivos y sexualmente explícitos, así como contactos ofensivos o inapropiados en redes sociales. El riesgo más elevado se registra entre las jóvenes de 18 a 29 años.

En Oriente Medio y Norte de África, entre el 40 por ciento y el 60 por ciento de las mujeres han experimentado acoso sexual en las calles. En un estudio multipaís, las mujeres afirmaron que el acoso consistía principalmente en comentarios de carácter sexual y en personas que las acechaban, las seguían, las observaban o las miraban lascivamente. Entre un 31 por ciento y un 64 por ciento de los hombres reconocieron haber llevado a cabo actos de este tipo. Los hombres jóvenes, con mayor nivel educativo y aquellos que experimentaron violencia en la niñez tenían mayor probabilidad de cometer acoso sexual en las calles.

En cinco regiones, el 82 por ciento de las parlamentarias denunció haber experimentado algún tipo de violencia sexual durante su mandato. Esta incluía comentarios, gestos e imágenes de naturaleza sexista o sexualmente humillante, amenazas y acoso laboral. Las mujeres citaban que el canal más habitual por el que sufrían este tipo de violencia eran los medios sociales, y cerca de la mitad (el 44 por ciento) denunciaron haber recibido amenazas de muerte, violación, agresión o secuestro dirigidas contra ellas o sus familias. El 65 por ciento había sido objeto de comentarios sexistas, principalmente por parte de parlamentarios.

Un mundo feliz (fragmento)

Autor: Aldous Huxley | Tipo de texto: Argumentativo | Etapa: Secundaria

El Salvaje movió la cabeza.

– A mí todo esto me parece horrendo.

– Claro que lo es. La felicidad real siempre aparece escuálida por comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho de todo no posee el hechizo de una buena lucha contra la desventura, ni el pintoresquismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza.

– Supongo que no – dijo el Salvaje, después de un silencio -. Pero ¿es preciso llegar a cosas tan horribles como esos mellizos? ¡Son horribles!

– Pero muy útiles. Ya veo que no le gustan nuestros Grupos de Bokanovski; pero le aseguro que son los cimientos sobre los cuales descansa todo lo demás. Son el giróscopo que estabiliza el avión cohete del Estado en su incontenible carrera.

– Más de una vez me he preguntado – dijo el Salvaje – por qué producen seres como éstos, siendo así que pueden fabricarlos a su gusto en esos espantosos frascos. ¿Por qué, si se puede conseguir, no se limitan a fabricar Alfas-Doble-Más?

Mustafá Mond se echó a reír.

– Porque no queremos que nos rebanen el pescuezo – contestó -. Nosotros creemos en la felicidad y la estabilidad. Una sociedad de Alfas no podría menos de ser inestable y desdichada. Imagine una fábrica cuyo personal estuviese constituido íntegramente por Alfas, es decir, por seres individuales no relacionados de modo que sean capaces, dentro de ciertos límites, de elegir y asumir responsabilidad. ¡Imagíneselo! – repitió.

El Salvaje intentó imaginarlo, pero no pudo conseguirlo.

– Es un absurdo. Un hombre decantado como Alfa, condicionado como Alfa, se volvería loco si tuviera que hacer el trabajo de un semienano Epsilon; o se volvería loco o empezaría a destrozarlo todo. Los Alfas pueden ser socializados totalmente, pero sólo a condición de que se les confíe un trabajo propio de los Alfas. Sólo de un Epsilon puede esperarse que haga sacrificios Epsilon, por la sencilla razón de que para él no son sacrificios; se hallan en la línea de menor resistencia. Su condicionamiento ha tendido unos raíles por los cuales debe correr. No puede evitarlo; está condenado a ello de antemano. Aún después de su decantación permanece dentro de un frasco: un frasco invisible, de fijaciones infantiles y embrionarias. Claro que todos nosotros – prosiguió el Interventor, meditabundo – vivimos en el interior de un frasco. Mas para los Alfas, los frascos, relativamente hablando, son enormes. Nosotros sufriríamos horriblemente si fuésemos confinados en un espacio más estrecho. No se puede verter sucedáneo de champaña de las clases altas en los frascos de las castas bajas. Ello es evidente, ya en teoría. Pero, además, fue comprobado en la práctica. El resultado del experimento de Chipre fue concluyente.

– ¿En qué consistió? – preguntó el Salvaje.

Mustafá Mond sonrió.

– Bueno, si usted quiere, puede llamarlo un experimento de reenvasado. Se inició en el año 73 d.F. Los Interventores limpiaron la isla de Chipre de todos sus habitantes anteriores y la colonizaron de nuevo con una hornada especialmente preparada de veintidós mil Alfas. Se les otorgó toda clase de utillaje agrícola e industrial y se les dejó que se las arreglaran por sí mismos. El resultado cumplió exactamente todas las previsiones teóricas. La tierra no fue trabajada como se debía; había huelgas en las fábricas, las leyes no se cumplían, las órdenes no se obedecían; las personas destinadas a trabajos inferiores intrigaban constantemente por conseguir altos empleos, y las que ocupaban estos cargos intrigaban a su vez para mantenerse en ellos a toda costa. Al cabo de seis años se enzarzaron en una auténtica guerra civil. Cuando ya habían muerto diecinueve mil de los veintidós mil habitantes, los supervivientes, unánimemente, pidieron a los Interventores Mundiales que volvieran a asumir el gobierno de la isla, cosa que éstos hicieron. Y así acabó la única sociedad de Alfas que ha existido en el mundo.

El Salvaje suspiró profundamente.

– La población óptima – dijo Mustafá Mond – es la que se parece a los icebergs: ocho novenas partes por debajo de la línea de flotación, y una novena parte por encima.

– ¿Y son felices los que se encuentran por debajo de la línea de flotación?

– Más felices que los que se encuentran por encima de ella. Más felices que sus dos amigos, por ejemplo.

Y señalo a Helmholtz y a Bernard.

– ¿A pesar de su horrible trabajo?

– ¿Horrible? A ellos no se lo parece. Al contrario, les gusta. Es ligero, sencillo, infantil. Siete horas y media de trabajo suave, que no agota, y después la ración de soma, los juegos, la copulación sin restricciones y el sensorama. ¿Qué más pueden pedir? Sí, ciertamente – agregó -, pueden pedir menos horas de trabajo. Y, desde luego, podríamos concedérselo. Técnicamente, sería muy fácil reducir la jornada de los trabajadores de castas inferiores a tres o cuatro horas. Pero ¿serían más felices así? No, no lo serían. El experimento se llevó a cabo hace más de siglo y medio. En toda Irlanda se implantó la jornada de cuatro horas. ¿Cuál fue el resultado? Inquietud y un gran aumento en el consumo de soma; nada más. Aquellas tres horas y media extras de ocio no resultaron, ni mucho menos, una fuente de felicidad; la gente se sentía inducida a tomarse vacaciones para librarse de ellas. La Oficina de Inventos está atestada de planes para implantar métodos de reducción y ahorro de trabajo. Miles de ellos. – Mustafá hizo un amplio ademán -. ¿Por qué no los ponemos en obra? Por el bien de los trabajadores; sería una crueldad atormentarles con más horas de asueto. Lo mismo ocurre con la agricultura. Si quisiéramos, podríamos producir sintéticamente todos los comestibles. Pero no queremos. Preferimos mantener a un tercio de la población a base de lo que producen los campos. Por su propio bien, porque ocupa más tiempo extraer productos comestibles del campo que de una fábrica. Además, debemos pensar en nuestra estabilidad. No deseamos cambios. Todo cambio constituye una amenaza para la estabilidad. Ésta es otra razón por la cual somos tan remisos en aplicar nuevos inventos. Todo descubrimiento de las ciencias puras es potencialmente subversivo; incluso hasta a la ciencia debemos tratar a veces como un enemigo. Sí, hasta a la ciencia.

– ¿Cómo? – dijo Helmholtz, asombrado -. ¡Pero si constantemente decimos que la ciencia lo es todo! ¡Si es un axioma hipnopédico!

– Tres veces por semana entre los trece años y los diecisiete – dijo Bernard.

– Y toda la propaganda en favor de la ciencia que hacemos en la Escuela…

– Sí, pero ¿qué clase de ciencia? – preguntó Mustafá Mond, con sarcasmo -. Ustedes no tienen una formación científica, y, por consiguiente, no pueden juzgar. Yo, en mis tiempos, fui un físico muy bueno. Demasiado bueno: lo bastante para comprender que toda nuestra ciencia no es más que un libro de cocina, con una teoría ortodoxa sobre el arte de cocinar que nadie puede poner en duda, y una lista de recetas a la cual no debe añadirse ni una sola sin un permiso especial del jefe de cocina. Yo soy actualmente el jefe de cocina. Pero antes fui un joven e inquisitivo pinche de cocina. Y empecé a hacer algunos guisados por mi propia cuenta. Cocina heterodoxa, cocina ilícita. En realidad, un poco de auténtica ciencia.

Mustafá Mond guardó silencio.

– ¿Y qué pasó? – preguntó Helmholtz Watson.

El Interventor suspiró.

– Casi me ocurrió lo que va a ocurrirles a ustedes, jovencitos. Poco faltó para que me enviaran a una isla.

Octubre

Autor: Juan Ramón Jiménez | Tipo de texto: Poético | Etapa: Secundaria

Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.

Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.

Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,

a ver si con partirlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.

Un Sísifo contemporáneo (Fragmento)

Obra: Narrativa ciencia ficción exixtencial | Autor: Nely García García Rodríguez | Tipo de texto: Narrativo | Etapa: Secundaria

Mis pupilas contemplan un paisaje fascinante; el horizonte de un color blanquecino contrasta con el paisaje vacío de contenidos, solo existe un suelo verde claro, con matices esmeralda sobre el cual me encuentro tendido. No sé con exactitud quién soy y por qué estoy aquí. Me encuentro cansado cerraré otra vez los ojos, quizás necesite algo más de reposo para recordar. Mis párpados comienzan a bajar sobre mis pupilas y el entorno empieza a desaparecer, pero ¡qué veo! un niño se acerca, mis parpados se abren extrañados.

–Hola,—dijo— cuando estaba a mi lado.

Antes de responder le miré extrañado: debía de tener unos siete años, su tez era morena con cabellos negros ensortijados, una sonrisa iluminaba su rostro, todo en él transmitía felicidad y sosiego.

—Hola —contesté— ¿quién eres y a dónde estoy?

El niño volvió a sonreír antes de hablar.

—Debería de ser yo quien te preguntara ¿quién eres? Pero te diré a donde estas. Te encuentras en un lugar de ensueño que solo se puede acceder por medio de una posición transcendente: me llamo Sol y vivo en todas las consciencias de todos los tiempos, aunque puedo hacerlo simultáneamente me gusta estar en un solo lugar cuando se requiere mi presencia. Te he visto emerger de una profundidad obscura y he venido a saludarte.

El Camino de Santiago

Obra: La nación inventada | Autor: Arsenio E Ignacio Escolar | Tipo de texto: Expositivo | Etapa: Secundaria

Cuesta encontrar en la historia de España un falso mito más repetido y evidente que el de la tumba de Santiago el Mayor, ese apóstol que se sabe que murió en Jerusalén y que dicen que está enterrado en Galicia. Alrededor de tan obvio disparate se ha construido, durante siglos, toda una serie de artificiales evidencias destinadas a probar una leyenda que sólo se sostiene, y con dificultad, desde el punto de vista místico; desde la óptica de los milagros. Hace ya tiempo que no queda historiador que aún defienda que los huesos que descansan en la catedral de Santiago de Compostela son los del apóstol Santiago. “Pese a todos los esfuerzos de la erudición de ayer y de hoy, no es posible alegar en favor de la presencia de Santiago en España y de su traslado a ella una sola noticia remota, clara y autorizada”, escribió en 1971 Claudio Sánchez-Albornoz. “Todo hombre moderno, dotado de espíritu crítico, no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago el Mayor repose en Compostela”, sentenció Miguel de Unamuno ya en 1922. Sin embargo, como tantas otras mentiras en esta historia, la falsa tumba del apóstol es de una trascendencia muy real, de una importancia mayúscula. No se entiende ni Castilla ni la Península sin el Camino de Santiago, sin la ruta de peregrinación y los tremendos cambios sociales, económicos y políticos que provoca la fe ciega en la reliquia. Pero antes de analizar sus consecuencias, vayamos primero a la leyenda.

Primer tercio del siglo IX. Según algunos testimonios franceses, interesados en meter en la película a Carlomagno, en el 813. Probablemente algo después, entre el 820 y el 830. Son los primeros años del reino astur, cuando la capital cambia de Covadonga a Oviedo. Castilla ni siquiera existía aún como condado. Un ermitaño cristiano de nombre Paio (o Pelayo) dice ver unas extrañas luces, algo así como unas estrellas fugaces, sobre un monte deshabitado. El tal Paio convence a otro tal Teodomiro, obispo de Iria Flavia, el principal municipio de la zona, para que le acompañe de expedición al misterioso monte iluminado. Allí encuentran una tumba con tres cadáveres, uno de ellos degollado, con la cabeza bajo el brazo. Gracias a la divina señal estelar y a las avanzadas técnicas forenses de la época (siglo IX, insistimos), dan por probado que los muertos son el apóstol san Jacobo –también conocido como san Iago, san Yago, san Diego o san Jaime; o lo que es lo mismo: Santiago– junto a dos de sus discípulos.

Ante tal descubrimiento, piden al rey Alfonso II el Casto que financie una pequeña iglesia sobre la magna reliquia. Poco ruego necesitaba el monarca asturiano para hacerlo. Por aquellos mismos años, en la catedral de Oviedo se estaba desarrollando el culto a otras reliquias, las de la Cámara Santa, algunas tan espectaculares como la presunta arca donde se guardaron los restos de Jesús y de la Virgen en Jerusalén, y el santo sudario de lino que habría cubierto la cabeza de Jesús tras morir. El rey fue generoso y financió la construcción de la iglesia que le pedían los gallegos, que acabaría convertida en la catedral de Santiago de Compostela, uno de los mayores centros de peregrinación de la cristiandad. En el favor de los peregrinos, pronto se puso muy por delante de la Cámara Santa de la catedral del Salvador de Oviedo. Aunque aún hoy algunos ovetenses dicen, con cierto aire de suficiencia, que quien va a Santiago y no al Salvador visita al siervo y desdeña al señor.

Volviendo al monte iluminado. ¿Qué hace pensar a los dos gallegos, si es que directamente no se lo inventaron, que ese cadáver degollado, un tipo de muerte bastante habitual en aquellos tiempos, corresponde al apóstol fallecido ochocientos años antes y a unos cuatro mil kilómetros de distancia? Otra leyenda. Desde el siglo VI circulaba por Europa el mito de que Santiago había viajado por la Hispania romana trayendo el Evangelio. El origen es una frase en un texto bizantino de dudosa credibilidad histórica, que más tarde recoge otro autor inglés en el 650: “Jacobo, que se interpreta Suplantador, hijo de Zebedeo, hermano de Juan, predicó en España y lugares de Occidente; murió por la espada bajo Herodes y fue sepultado en Acaya Marmárica el 25 de julio”. Sin embargo, la noticia de la evangelización hispana de Santiago no llega al lugar de su teórico origen, a la propia Península, hasta un siglo después de la traducción bizantina, hasta el VII, aunque sin dársele demasiada importancia.

Tras la invasión musulmana, con los cristianos de la Península mucho más necesitados de milagros, la leyenda de los viajes hispanos se hace tan popular que Santiago asciende a la categoría de patrón de Hispania. El título se lo otorga, a finales del siglo VIII, Beato de Liébana, un culto monje del Monasterio de San Martín de Turieno, en el extremo occidental de la actual Cantabria. Pocos años después de ser nombrado patrón, ¡oh, casualidad!, aparece su tumba justo en el pequeño rincón de la Península que controlaban los cristianos.

Para entonces, los detalles de la evangelización hispana de Santiago ya eran mucho más profusos que esa escueta frase bizantina de la que nace todo el invento. Según una de las versiones, Santiago había desembarcado de su viaje a través del Mediterráneo por Galicia (para acortar, se entiende), después de cruzar las columnas de Hércules y bordear la costa atlántica, llevando la palabra del dios verdadero de norte a sur de la Península. Estudios actuales demuestran que no, que el cristianismo llegó en el siglo II a través de las provincias romanas de África y, además, lo hizo en la dirección inversa: de sur a norte. Galicia, de hecho, fue de las últimas zonas cristianizadas.

Pero la mayor contradicción con el descubrimiento de Paio y el obispo Teodomiro está en la propia Biblia. Según se narra en el quinto libro del Nuevo Testamento, el titulado como Hechos de los apóstoles –uno de los de mayor consistencia histórica–, Santiago murió en Jerusalén en el año 44. Fue decapitado por orden de Herodes; es uno de los primeros mártires cristianos. Para salvar este pequeño inconveniente, alguien inventa un mito posterior al del descubrimiento de la tumba: que el cadáver fue trasladado tras su muerte. Que Santiago –antes, durante o después de esos viajes por Hispania de los que no se tiene noticia hasta pasado medio milenio de su muerte– hizo varios discípulos en sus viajes. Que dos de esos discípulos estaban con él cuando fue degollado en Jerusalén. Que robaron el cadáver y se lo llevaron, ¡dónde mejor!, de vuelta hasta Galicia. Que lo enterraron en secreto. Que no se sabe muy bien cómo, los dos enterradores también acabaron con sus huesos en la tumba. Que nadie reparó en la reliquia durante ochocientos años de nada.

La leyenda milagrosa, por si no fuese ya un relato lo suficientemente inverosímil, explica también que los discípulos y el santo muerto hicieron el viaje de vuelta en un “barco de piedra”, que navegó desde la costa del actual Israel hasta la gallega ría de Arousa guiado por los ángeles. Ese barco de piedra flotante, un mito de origen céltico, engarza con el Acaya Marmárica del que habla el texto bizantino, que en realidad significa que Santiago fue enterrado en Marmárica (una región africana entre Libia y Egipto, que también aparece en la Biblia como el lugar del sepulcro del apóstol), pero que interesadamente se traduce como “arca marmárica”: el arca de piedra. Otra versión moderna, medio metro más plausible, dice que esa pétrea embarcación era en realidad un barco que transportaba piedra; aunque no está muy claro qué necesidad había en la ría de Arousa de piedras de Oriente Medio.

Este barco de piedra y Santiago también están en el origen de otra reliquia cristiana, el pilar de Zaragoza: una pequeña columna sobre la que cuentan que se apareció la Virgen, que aún vivía, para animar al apóstol durante su supuesta gira hispana a la altura de Caesar Augusta (hoy Zaragoza). Y en Muxía, en la gallega Costa da Morte, también visitó la misma Virgen al santo, esta vez a bordo de uno de esos sorprendentes barcos de piedra flotante. Aún se puede visitar allí la supuesta quilla de esa peculiar embarcación, una enorme losa de piedra que dicen que se mueve si el que se sube encima es un ser puro, libre de todo pecado. De momento, que se sepa, no ha vuelto a flotar.

Sobre tan pétreas evidencias se levanta uno de los principales centros de peregrinación de toda la Edad Media en Europa: una tradición que todavía lleva a decenas de miles de personas cada año hasta Santiago de Compostela. El 15% del PIB de la ciudad depende hoy del turismo que, en gran medida, genera el Camino. Con todo, ese porcentaje es ínfimo si se compara con la riqueza que supuso esta reliquia para la antigua Compostela, una ciudad que, literalmente, se levanta sobre la tumba de Santiago, primero gracias a los generosos donativos que el obispo Teodomiro consigue para su parroquia por su descubrimiento, incluidos los de Alfonso II, y después por el dinero que dejan los peregrinos, que, poco a poco, empiezan a llegar desde toda Europa. Aunque un camino no es sólo su final: también es su recorrido. Para la Castilla medieval, por donde transcurre un amplio trayecto de la ruta de peregrinación desde Europa, el Camino de Santiago es casi la única vía de comunicación con el resto de la cristiandad, el principal dinamizador de su economía, su religión y su cultura, especialmente entre los siglos XI a XIII; la ruta por dónde llegan el arte, las nuevas ideas, las reformas religiosas, los aliados bélicos y por supuesto el comercio, el dinero. Alrededor de la economía que trae la peregrinación se desarrolla también en Castilla la burguesía: mercaderes, cambistas, artesanos… Burgos es, de hecho, una ciudad casi tan hija del camino como la propia Santiago de Compostela.

Pero lo que alimenta el camino no es el dinero, sino la fe. Por eso es irónico que uno de sus grandes impulsores sea, de forma inesperada, un infiel: nada menos que Almanzor, que destruyó la ciudad levantada sobre la tumba del apóstol a mediados del mes de agosto del 997. El dictador musulmán arrasó Santiago de Compostela y se llevó a Córdoba las campanas de la iglesia a lomos de esclavos cristianos. Dicen algunas crónicas que sus caballos entraron en el templo y usaron la pila bautismal como abrevadero. Aunque, según la leyenda, respetó la tumba del apóstol y también a un monje que la guardaba. El principal testimonio sale de un historiador musulmán del siglo XIII, Ibd Idhari, que a su vez resume la narración de otro cronista del siglo X, Ibn Hayran:

“Almanzor, habiendo llegado por estos años al punto más alto de su poderío, socorrido por Dios, como lo estaba, en sus guerras contra los príncipes cristianos, marchó contra la ciudad de Santiago, situada en Galicia, y que era el santuario cristiano más importante, tanto de España como de las regiones colindantes de la Gran Tierra. La iglesia de esta ciudad era para ellos lo que la Kaaba para nosotros; la invocaban en sus juramentos y a ella se dirigían en sus peregrinaciones desde los países más alejados, desde Roma y desde más allá.

La tumba que visitan, según ellos pretenden, es la de Santiago, el cual era entre los doce apóstoles el más íntimo de Jesús, y al que llamaba su hermano porque siempre se encontraba junto a él; ciertos cristianos dicen que era hijo de José el carpintero.

(…) Después de haberlo enteramente arrasado fueron a acampar delante de la orgullosa ciudad de Santiago el miércoles 2 saban [11 de agosto]; todos los habitantes habían huido y los musulmanes se apoderaron de todo cuanto encontraron y demolieron las construcciones, las murallas y la iglesia, de modo que no quedó ni huella de las mismas. Sin embargo, la guardia colocada por Almanzor hizo respetar la tumba del santo e impidieron que sufriera ningún daño, pero todos los hermosos palacios tan sólidamente construidos fueron reducidos a polvo, hasta el punto de que nadie podía sospechar que hubieran existido la víspera.

(…) En Santiago, Almanzor no encontró a nadie más que a un monje sentado junto a la tumba, al que preguntó por qué estaba allí: “Para honrar a Santiago”, respondió el monje. El vencedor dio órdenes de que lo dejaran tranquilo”.

No se sabe si Almanzor fue tan generoso y aquel monje tan valiente. Tal vez fue el miedo supersticioso del caudillo cordobés, o simplemente una concesión a las tropas cristianas que le acompañaban en aquella aceifa –junto a Almanzor, contra Santiago de Compostela, cabalgaron varios nobles leoneses–. Otra versión de esta historia dice que los huesos se salvaron de un modo bastante menos heroico: porque ese mismo monje, probablemente el obispo Pedro Mezonzo, escondió las reliquias en un valle apartado hasta que el ejército invasor abandonó Galicia. De una manera o de otra, la iglesia y toda la ciudad fue reducida a cenizas, pero de ellas la peregrinación renació aún con más fuerza.

La humillación que Almanzor inflige sobre toda la cristiandad, de forma consciente y calculada –por eso se lleva a varios cronistas ‘empotrados’ en la expedición, para que cuenten cómo arrasa aquel sitio sagrado que es “como la Kaaba”, pero en cristiano–, provoca como reacción el respaldo del resto de Europa. Ya es una cuestión de fe. Santiago, un patrón de España al que entonces dedicaban menos iglesias que al local San Isidoro de Sevilla, se convierte en el anti Mahoma. Al igual que hacían los musulmanes con el profeta, al que invocaban con alaridos (una palabra de origen árabe), los cristianos responden “¡Santiago y cierra España!”, donde cerrar no sólo significa guardar, sino también, según el diccionario de la Academia, “trabar batalla, embestir, acometer”. Es un grito de guerra. El mito del Santiago Matamoros llena de moral a las tropas y, según las cuestionables crónicas de la época, se aparece en varias ocasiones, a lomos de un corcel blanco, para ayudar a los cristianos contra el sarraceno infiel.

Las noticias de la profanación por Almanzor de Santiago de Compostela, el defensor de la cristiandad, con seguridad llegaron a Francia, y es allí, en el monasterio de Cluny, donde el Camino encuentra a su gran aliado. La Orden de Cluny ya es en ese momento la orden monástica más pujante de la cristiandad. Nace de una reforma benedictina revolucionaria para su tiempo: una organización que no permite ni al poder laico ni incluso al propio Papa disponer de sus bienes, que hace del monasterio una organización casi completamente independiente. A su vez, la abadía de Cluny se despliega con muchos otros cenobios por toda Europa que responden a una estructura centralizada, que obedecen a Cluny: al abad de los abades, una persona que sólo responde ante Dios y, en teoría, ante el propio Papa. Pero Cluny no es un rival de la Santa Sede, es más bien un aliado: su principal fuerza contra las cada vez más numerosas herejías y también contra el poder terrenal de los reyes y nobles laicos.

Si Santiago de Compostela es, salvando las distancias, el mayor destino turístico de Europa en aquellos siglos, Cluny es a su vez el principal touroperador de la época. La orden utiliza sus monasterios para promocionar la peregrinación a Santiago. Era una red inmensa: en el siglo XII llegaron a contarse 2.000 prioratos por toda Europa con más de diez mil monjes, sometidos a la disciplina del abad de Cluny. A cambio, los reyes de Castilla, León y Navarra proporcionan a la orden generosos donativos. En el año 1080, Alfonso VI, en aquel momento casado con la francesa Constanza de Borgoña, nombra abad del Monasterio Real de San Benito, en Sahagún, en medio del Camino, al cluniacense Bernardo de Sedirác, que se ocupa de aplicar la reforma gregoriana y de sustituir en las iglesias castellanas la liturgia hispánica por el rito romano. El monasterio de Sahagún, el cenobio más importante de la época en la Península, el Cluny de León, recibe también del rey Alfonso VI un generoso fuero que otorga a los monjes, entre otras cosas, el monopolio del horno para cocer el pan. Tales privilegios acaban provocando una serie de revueltas de los vecinos de Sahagún contra el monasterio que obligan a modificar el fuero. Es una de las primeras victorias de lo civil sobre lo religioso, del concejo sobre el monasterio; aunque fue una victoria pasajera. A la larga, ganaría una vez más la Iglesia frente a los burgueses, que incluso llegaron a ser excomulgados por las sucesivas revueltas de la villa frente al monasterio.

En el siguiente siglo, en el XII, la peregrinación llega a su momento de máxima expansión con una bula del Papa Calixto II que concede el perdón de todos los pecados, la indulgencia plenaria, a todo aquel peregrino que visite la tumba de Santiago los años jubilares: aquellos en los que el día de Santiago, 25 de julio, cae en domingo. Para Compostela, es un chollo frente a Roma, su gran rival en materia de peregrinaciones (Jerusalén era un destino suicida): mientras que en Roma el jubileo sólo llega cada 25 años, una vez en la vida media de una persona de la época, en Compostela hay jubileo más o menos cada seis calendarios. El Camino se llena de peregrinos y con ellos también llega la primera gran obra pública de los reinos cristianos: los puentes, los hospitales y los caminos; la infraestructura del negocio.

Uno de los peregrinos es un francés, Aimerico de Picaud, que llega a Santiago de Compostela en el año 1143 y escribe la primera guía del Camino, recopilada en el Códice Calixtino, un manuscrito donde también se recogen todas las leyendas ya resumidas sobre el hallazgo de la tumba y otros milagros y que hoy se conserva en Compostela. Picaud, en su viaje, no deja muy bien parados a los cristianos hispanos de la época, unos pueblos incultos y atrasados bajo los ojos de este religioso francés. Los navarros y vascos “torpemente visten y torpemente comen y beben”. “Si los vieres comer, los considerarías perros o cerdos. Si los oyeres hablar, te acordarías de los perros que ladran, pues tienen una lengua de todo punto bárbara”. “Navarro o vasco matan, si pueden, por una moneda a un galo”. Los castellanos tampoco quedan mejor parados, aunque Picaud los denomina ya en el siglo XII como españoles, en contraposición con los vascos y navarros: “Pasado Montes de Oca, a saber, hacia Burgos, siguen las tierras de los españoles, esto es, Castilla y Campos; esta tierra está llena de riquezas, con oro y plata, feliz, con tejidos y yeguas fortísimas, fértil en pan, vino, carne, pescados, leche y miel; sin embargo, está desolada de árboles y llena de hombres malos y viciosos”. Picaud sólo salva a los gallegos: “Las gentes gallegas concuerdan mejor que las demás gentes españolas con las nuestras francesas, por las costumbres cultas; pero se las tiene por iracundas y litigosas en gran manera”.

Picaud, es evidente, no quedó muy satisfecho del viaje, tampoco de la gastronomía local: “Si en alguna parte de España y Galicia comiereis el pez que el vulgo llama barbo, o el que los de Poitou llaman alosa, y los italianos clipia, o anguila, o tenca, sin duda moriréis próximamente, o enfermaréis. (…) Todos los pescados y las carnes vacunas de toda España y de Galicia comunican extrañas enfermedades”. También se queja Picaud de los cobradores de portazgos, que se aprovechan para timar al peregrino: “Salen al camino a los peregrinos con dos o tres dardos para cobrar por la fuerza los injustos tributos, y si alguno de los transeúntes no quiere dar las monedas a petición de ellos, los hieren con los dardos, y con esto les quitan el censo, afrentándolos, y hasta las calzas los registran”.

Como se ve, el Camino de Santiago en este siglo no era como los actuales paseos en bici. Pero a pesar de la mala prensa y de tantas dificultades, la fe en Santiago, animada por Cluny, consigue llenar la ruta durante varios siglos, que dejan innumerables beneficios económicos y culturales a Castilla y a los demás reinos cristianos por donde pasa. El declive llega en el XIV, con la peste negra. Después, el cisma protestante prácticamente acaba con la peregrinación: “No se sabe si allí yace Santiago o bien un perro o un caballo muerto”, escribe Lutero, que plantea una duda interesante: si resulta altamente improbable que los huesos encontrados en Galicia pertenezcan al apóstol, entonces, ¿de quién son?

Hay varias hipótesis. Una, muy extendida y que respaldaba, entre otros, Unamuno: que se trata del cadáver de Prisciliano. Al menos este ilustre degollado sí era gallego, oriundo de Iria Flavia para más señas: un importante obispo hispano, el primer cristiano condenado a muerte por herejía. Su legado, el priscilianismo, fue una doctrina cristiana de tanta trascendencia que incluso dos siglos después de muerto su fundador los concilios debatían sobre sí era o no herejía. Prisciliano fue decapitado en Tréveris en el 385 y, según esta teoría, sus discípulos recuperaron después el cadáver para llevarlo de vuelta a su natal Iria Flavia. Es posible que sea cierto: Tréveris no pillaba tan lejos como Jerusalén.

Otra opción es que el muerto dado por santo puede, simplemente, ser cualquiera. La tumba que encontraron Paio y el obispo Teodomiro no era un mausoleo perdido, sino parte de un cementerio de origen céltico y que fue usado por todos los que por allí pasaron: los romanos, los suevos o los visigodos. Una investigación arqueológica, ordenada en 1878 por el cardenal Miguel Payá Rico, encontró, bajo el altar mayor de la catedral, una cripta rectangular, aparentemente un sepulcro romano. Para disgusto del cardenal, la cripta estaba vacía, aunque aseguran que después encontraron los huesos del famoso decapitado y sus dos supuestos discípulos escondidos en una urna detrás del altar mayor, donde se supone que los ocultó a toda prisa otro arzobispo compostelano en 1589, cuando el pirata Francis Drake asaltó la ciudad. Las dudas sobre la autenticidad de esos huesos no desalentaron al cardenal Payá Rico, que consiguió que el Papa León XIII decretase una bula en 1884 dando por auténticas las reliquias.

Pese a todo, la peregrinación no volvió a renacer con fuerza hasta finales del siglo XX, cuando otro milagro llegó a Galicia: el modelo autonómico español. Fue la Xunta de Galicia quien relanzó el Camino. En 1970 apenas hay registrados 68 peregrinos. En el 71, año jacobeo, fueron 451. En 1982, otro año de indulgencia plena, ya fueron 1.868 y durante la década de los noventa el número de peregrinos se dispara hasta alcanzar en el jacobeo de 1999 los 154.613. El Camino, además de una tradición religiosa, es también un incentivo turístico que, como vende la Xunta en su web promocional, “hoy se ha convertido, gracias a sus elementos culturales y paisajísticos, en una ruta de contacto entre diferentes gentes y culturas”. Ya no es sólo una peregrinación religiosa; y lo de menos, a estas alturas del cuento, es la verdadera identidad de esos huesos que tanta huella han dejado en la historia.

La Odisea

Obra: La Odisea | Autor: Homero Homero | Tipo de texto: Poético | Etapa: Secundaria

…después de la Guerra Troyana. Odiseo (o Ulises, la versión latinizada de su nombre), el rey de Ítaca, no ha logrado volver a casa y muchos creen que está muerto. Sabemos desde el principio del cuento que eso no es la verdad. Se lo llevaron preso a la isla de la diosa Calipso. De hecho, es prisionero del amor. Además, Poseidón, el dios del mar, no está contento con Odiseo y no está dispuesto a dejarle volver a casa.

En Ítaca, la esposa de Odiseo, Penélope, es asediada de pretendientes que quieren casarse con ella ahora que su esposo no está. La diosa Atenea, quien ha sido siempre una amiga de Odiseo, guía a su hijo, Telémaco a que vaya en busca de información sobre su padre.

Primero, Telémaco va a Pilos para visitar al rey Néstor, que le da una muy buena acogida, le da de comer y le dice que vaya a ver al rey Menelao en Esparta. El príncipe itacense lo hace y se entera de que su padre está vivo y de que es prisionero en la isla de Calipso. Oímos muchas veces la historia del hermano de Menelao, el rey Agamenón, quien fue asesinado por su esposa infiel y su amante. Su hijo, Orestes, se venga de ellos. Esto no es muy importante para el trama sino que es un punto temático importante en el épico en cuanto a la venganza y la lealtad.

Mientras tanto, en Ítaca, los pretendientes hacen planes de matar a Telémaco cuando vuelva. ¡Mucha tensión!

En Olimpos, donde los dioses pasan el rato, Atenea le ruega a su padre Zeus, el rey de los dioses, que tenga piedad de Odiseo y que haga que Calipso lo deje marcharse. Zeus lo hace y Odiseo emprende su viaje pronto, con muchas quejas de Calipso. La balsa de Odiseo se choca en la tierra de los feacios, donde lo ayuda Atenea, quien hace que la princesa se enamore de Odiseo y que convenza a sus padres que le den comida y refugio. A cambio por su ayuda, los feacios le piden que cuente su historia y aquí se empieza el largo cuento de las aventuras de Odiseo durante los años posteriores a la guerra.

Odiseo salió de la Guerra de Troya con una nave llena de itacenses. Primero llegaron a una tierra extranjera y saquearon el pueblo. Unos días de tormentas más tarde, llegaron a la tierra de los lotófagos, donde los hombres comen el loto y se olvidan de sus casas y sus familias. Luego a la isla de los cíclopes, monstruos enormes con un solo ojo. Por desgracia, los itacenses se encuentran en la cueva de uno de estos monstruos, quien bloquea la salida con una piedra grande y se come a algunos de los hombres. Odiseo, sin embargo, mantiene la calma y le dice al cíclope que su nombre es «Nadie», lo emborracha y el monstruo se duerme. En la noche, Odiseo y sus compañeros afilan un palo grande y ciegan a Polifemo con él. El monstruo llama a los otros, «¡Nadie me ha arruinado!», lo cual los hace pensar que nadie ha lastimado a su compañero. Tal es la inteligencia de Odiseo.

Pues, todavía queda el problema de salir de la cueva. Odiseo ata a sus hombres a los estómagos de las ovejas de Polifemo. Cuando el cíclope mueve la piedra para dejar que salga el rebaño, toca los dorsos de las ovejas para asegurar que no hay nadie escapándose y así lo engañan otra vez. Por desgracia, cuando está huyendo en su nave, Odiseo revela su nombre mientras se mofa del cíclope. Resulta que Polifemo es el hijo de Poseidón y ora a su padre, el dios del mar, y le pide que Odiseo sufra. Y que sufra más y que pierda a sus compañeros y que tal vez muera. Ésta es la razón por la que Poseidón odia a Odiseo tanto.

Odiseo sigue con su historia. Él y sus compañeros llegan a la isla de Eolo, el dios de los vientos. Eolo los ayuda y pone todos los vientos menos el poniente en una bolsa, de modo que los marineros vayan directamente a Ítaca. Por desgracia, Odiseo no les dice a sus compañeros qué hay en la bolsa. Creen que es un tesoro y la abren durante el viaje de vuelta, y se ven enfrentados a tempestades de nuevo —a ocho a la vez, de hecho.

Luego llegan a la tierra de Circe, una hechicera que convierte a muchos de los hombres en cerdos. Con la ayuda de los dioses, Odiseo logra convertirlos en hombres de nuevo y hace el amor con Circe. Por un año. Uno de sus compañeros le pregunta, «¿Ya podemos irnos?» y Odiseo dice que sí. Con tristeza, Circe le dice que ahora tiene que bajar al infierno para recibir los consejos del profeta Tiresias. Lo hace y Tiresias le profetiza que llegará a casa pero con mucha dificultad. Odiseo habla con otras personas famosas que han muerto, como sus amigos de la guerra Aquiles y Agamenón. Encuentra también al espíritu de su madre, que se murió por de la pena que le causó la larga ausencia de su hijo.

Los itacenses regresan a la tierra de Circe para pedir consejos sobre cómo deberían navegar las aguas peligrosas. Después de desembarcar, se encuentran con las Sirenas, mujeres monstruosas con voces hermosas que pretenden atraer a los marineros hasta su muerte. Odiseo será el primer hombre que las oye cantar y que vivirá para contarlo. Ordena que sus compañeros se tapen los oídos y que lo aten al mástil para que pueda oír la canción de las Sirenas. Luego hay dos monstruos aterradores que son, por coincidencia, femeninos: Escila y Caribdis. Como predijo Circe, seis itacenses pierden la vida a causa de Escila, que tiene seis cabezas. Los marineros apenas se escapan de Caribdis, una vorágine enorme que traga el mar y luego lo vomita.

Los itacenses aterrizan en la isla de Helios, el dios del sol. Allí están sus vacas muy especiales. A pesar de haber recibido varios avisos de no comer las vacas —uno de Tiresias y otra de Circe— lo hacen en lugar de morir de hambre, una muy mala decisión. Todos los hombres mueren en una tormenta, excepto Odiseo, quien se encuentra en la isla de Calipso por los siguientes siete años.

Así termina la historia de Odiseo como la narra a los feacios. Están tan conmovidos que le dan muchos tesoros y lo llevan a Ítaca. Una vez ahí, Atenea le pone un disfraz para que pueda enterarse de la situación. Los pretendientes todavía están en su casa, comiendo toda su comida y creando problemas, y piensan que si se quedan bastante tiempo, Penélope tendrá que casarse con uno de ellos. Le pide ayuda al encargado de sus puercos, Eumeo, quien lo recibe y le da una cama para la noche. Atenea vuela a Esparta para encontrar a Telémaco y llevarlo a casa.

Cuando vuelve el principe, Odiseo se revela a su hijo. Tras una reunión alegre, Odiseo viaja al palacio, todavía disfrazado como mendigo. Habla con Penélope y trata de convencerla de que Odiseo va a volver pronto. Ella no lo cree. Odiseo aprovecha de esta oportunidad para ver cuáles de los sirvientes aún son fieles y cuáles están en el lado de los pretendientes.

Penélope está cansada de esperar tanto y les ofrece una prueba a los pretendientes. Inventa una competencia de fortaleza física y declara que se casará con el ganador. Los pretendientes tienen que encordar el arco de Odiseo y lanzar una flecha por los cabezales de doce hachas. Muchos pretendientes lo intentan y no tienen éxito, hasta que el mendigo (es decir, Odiseo disfrazado) pide la oportunidad de intentarlo. Tiene éxito, se quita el disfraz y, con la ayuda de Telémaco, unos sirvientes leales y la protección de Atenea, mata a todos los pretendientes —más de 100— en una masacre sangrienta.

Odiseo y su esposa se reunen y todo está bien. Pues, todavía queda el detalle de que Odiseo acaba de matar a todos los nobles jóvenes de Ítaca y sus padres están furiosos. Odiseo sale del palacio, se reúne con su padre Laertes y se esconde mientras los padres buscan la venganza. Parece que habrá más violencia pero Atenea acude y pide que todos dejan de pelearse. Esto les parece una buena idea y la paz vuelve a Ítaca.

Hamlet, Príncipe de Dinamarca

Obra: Hamlet | Autor: William Shakespeare | Tipo de texto: Dramático | Etapa: Secundaria

El espíritu del anciano Hamlet, el difunto rey de Dinamarca, se les aparece por la noche a los guardias del castillo de Elsinor. Los soldados tiemblan de miedo, porque temen que el fantasma anuncie la desgracia en la guerra contra Noruega y su príncipe Fortimbrás. Aunque le exigen al espíritu que hable e incluso lo amenazan con una lanza, la aparición desaparece, sin decir palabra, con los cantos matutinos de un gallo. Los guardias deciden hablarle ese mismo día al joven Hamlet, hijo del difunto, sobre la aparición nocturna.

¡Oh! ¡Si esta carne demasiado profana / pudiera ablandarse, fundirse, deshacerse en rocío, / o el Eterno no hubiera promulgado / su ley contra el suicidio! ¡Oh, Dios! ¡Dios! / ¡Cuán aburridos, banales, sosos, vanos y superfluos / me parecen todos los aspavientos de este mundo!
Hamlet asiste a una reunión de la corte, durante la cual el nuevo rey Claudio agradece a los presentes su fidelidad y se muestra preocupado por la guerra contra Noruega. El príncipe Hamlet está triste y asqueado del mundo. Por un lado, aún no ha superado la muerte de su padre y, por el otro, está horrorizado por el descaro de su madre Gertrudis, que apenas un mes después de la muerte del rey, se casó con Claudio, hermano y sucesor del difunto rey.

Algo está podrido en el estado de Dinamarca”.

Reseña de Propaganda de Edward Bernays

Autor: Universidad Autónoma De Barcelona | Tipo de texto: Expositivo | Etapa: Secundaria

La Primera Guerra Mundial supone el inicio de la propaganda en un sentido moderno. Aunque este concepto ya había desarrollado gran parte de su poder a lo largo de la historia, durante este conflicto es cuando adquiere su nueva forma. Especial interés tiene el Comité de Información Pública de los Estados Unidos, por el éxito de sus trabajos, los medios y herramientas de que dispuso y puso en práctica y los miembros que formaron parte del mismo. Bernays, autor de este libro, fue miembro de este comité y pudo poner en práctica buena parte de sus conocimientos a gran escala. Una experiencia que le sirvió para desarrollar exitosamente su trabajo en los años posteriores, en los que se dedicó a las relaciones públicas y a la propaganda. Este libro, publicado en 1928, se ha convertido en un texto fundamental para el estudio de la propaganda y su incidencia en la manipulación de la sociedad. Del mismo modo que el Comité de Información Pública fue capaz de transformar, por medio de la propaganda, una sociedad como la estadounidense, aparentemente pacífica y sin ninguna intención de participar en la Primera Guerra Mundial, en una sociedad totalmente beligerante y cooperativa con los planes de su gobierno, Bernays plantea estos mismos principios aplicados al terreno comercial, social y político. Un documento clave que puede compararse con otros estudios imprescindibles sobre la propaganda de aquellos años, tales como «Propaganda in the World War» de Harold D. Lasswell, publicado en 1927, o buena parte de los trabajos de Walter Lippmann, quien también fue miembro de la citada comisión y del que Bernays adoptó teorías y métodos.

El libro se divide en dos partes diferenciadas. En la primera parte, el autor realiza una aproximación al concepto de propaganda. Desarrollando su punto de vista, explicando su desarrollo en los Estados Unidos, etc., Bernays realiza una brevísima aproximación a la idea de propaganda para dar a conocer su propia definición del concepto. La propaganda, en un sentido moderno, es el «intento consecuente y duradero de crear o dar forma a los conocimientos con el objetivo de influir sobre las relaciones del público con una empresa, idea o grupo» (Bernays, 2008: 33). Una definición que pierde el carácter sistémico que poseía durante el conflicto mundial y en el que insisten autores como Yehya (2003), para quien la propaganda debe valerse de todos los medios de comunicación disponibles, oficiales, comerciales e informales (como los rumores y las teorías conspirativas) de una manera prolongada, con el objeto de lanzar una ofensiva multimediática, ya que cada uno de éstos tiene su propia capacidad y velocidad de penetración. No se limita únicamente a la exposición de unos simples carteles o anuncios. La propaganda es total o no es (Yehya, 2003: 40), algo en lo que insistirá Bernays en su capítulo dedicado a los canales de comunicación. Una elección en la que ambos autores coinciden en destacar la importancia del estudio de campo para poner orden en el caos en que se encuentra la sociedad. Sólo mediante el conocimiento del público podrá penetrarse en la mente de los ciudadanos de una manera efectiva.

Sin necesidad de enviar cientos de miles de mensajes, sólo serán necesarios unos pocos conformados de la manera adecuada. Serán los expertos en relaciones públicas los elegidos por las empresas, políticos u organizaciones sociales para este cometido.

Por tanto, las relaciones públicas, conjuntamente con la propaganda, aparecen como el instrumento ideado por Bernays para influir, y manipular, la mente de los ciudadanos. Padre de esta disciplina, realiza un desarrollo conceptual absolutamente innovador y que sigue en plena vigencia. Transita, no sin conocimiento, por los territorios colindantes al marketing comercial. La búsqueda de los públicos objetivos, el hallazgo del punto en el que se encuentran la oferta y la demanda o el diseño de una campaña publicitaria global pueden ser materias más propias del marketing que de las relaciones públicas. Quizás por ello ha terminado asimilándolas y haciéndolas una herramienta más de las muchas que el marketing propone para la adecuada venta de un producto, idea o persona.

Bernays, para encontrar el correcto orden del caos social y sojuzgar a las masas, afronta el análisis de la psicología de masas. Buen conocedor de las teorías de Freud, de quien era sobrino, y de Gustave Le Bon, insiste en la importancia que tiene para la propaganda, para la movilización, el grupo frente al individuo. Lejos de intentar influir en los individuos mediante campañas masivas de publicidad, se centra en la necesidad de seducir a los diversos líderes que todo grupo tiene. La mente del individuo está influenciada por el grupo y, por tanto, también su comportamiento y sus hábitos de consumo. El acceso a la misma, además de realizarse mediante la seducción de los líderes sociales o políticos, en caso de que no existan o no esté clara su identificación, se concreta en función de los estereotipos predominantes en cada grupo. En cierta forma, Bernays recurre al concepto de la persuabilidad desarrollado por Maguire (1986: 41-70), entendida ésta como la predisposición de los individuos a la aceptación de un mensaje persuasivo, independientemente de su contenido, en función de lo familiar que le resulte y del grado de confianza que le despierte, sin pasar por alto que esta persuabilidad no depende de la inteligencia del receptor, sino de su predisposición emocional. En este terreno, los estereotipos, tal y como explicará Lippmann (2003), juegan un papel decisivo en el proceso asociativo que llevará a la persuasión del individuo. Un proceso que puede sintetizarse en la creación de una necesidad, que se traduce en la demanda de adquisición de un objeto o producto, y en la satisfacción de la misma, que repercutirá en el prestigio del individuo dentro del grupo, ya sea colocándole en una situación de preeminencia o de aceptación dentro de las reglas sociales. Un enfoque próximo en el que años más tarde trabajaron Paul Bloom o Philip Kotler en su desarrollo del marketing social.

En la parte más práctica del libro, Bernays anticipa, de manera totalmente visionaria, conceptos que se han desarrollado a lo largo del siglo XX y que tienen en la actualidad la máxima vigencia en las técnicas comerciales y publicitarias. Tal es el caso de la importancia que concede a la necesidad, para la adecuada venta de los productos, de entrar en la conciencia de los consumidores a través de la buena imagen de los productores, ya sea con una correcta política laboral, un proceso productivo impecable, etc. Nos presenta, en un estado primario, lo que una década más tarde se conocerá como responsabilidad social corporativa (RSC). Mucho más interés tienen, en su aplicación para la ciencias sociales, los capítulos que dedica al liderazgo político y a la importancia de la elección de los canales de comunicación para el lanzamiento de una campaña de propaganda. Respecto al primer tema, Bernays conoce bien el potencial que la propaganda tiene en el terreno político. Durante su experiencia en la Primera Guerra Mundial, adquirió el conocimiento suficiente para poder llevar a cabo una campaña de cualquier tipo. Y eso es precisamente lo que destaca, que no importa el objeto que se venda. Independientemente de si se trata de un producto manufacturado, de la petición de la extensión del derecho de sufragio por parte de las mujeres o de una marca de cigarrillos, el proceso es siempre el mismo. Y los primeros en desarrollarlo fueron los políticos, aunque en el momento de la publicación original de este libro éstos hubiesen abandonado estas técnicas. Esto es lo que denunciaba el autor al reclamar una actualización de la política en estas técnicas de propaganda. La política, a su juicio, debía asimilar las técnicas de la propaganda comercial para llegar de una manera más efectiva a los votantes. Una modernización que fue progresiva y que terminó con la creación del modelo actual de comunicación política estadounidense y en la que el marketing capitaliza cada una de sus actividades.

Respecto a los canales de transmisión de los mensajes propagandísticos, establece una comparación entre la potencia de penetración de los mensajes persuasivos de la radio y la de los periódicos. Lejos de decantarse por uno u otro, recomienda profundizar en la línea que ya se había iniciado en la década de 1920: la formación de complejos mediáticos que agrupen prensa y radio con el fin de tener una versión coherente y única de lo que desea venderse y empleando la potencia conjunta para crear nuevas personalidades de la política o apoyar mensajes comerciales. Pero debe hacerse de una manera no intencionada a los ojos del gran público.

Cualquier noticia promociona algo. Es inevitable. Por ello, la labor de los expertos en relaciones públicas será crear un buen número de noticias que puedan entrar a formar parte de la parrilla informativa de una radio o de un periódico. El cine destaca precisamente por esta inocencia en la difusión de los mensajes. Este medio de comunicación posee una enorme potencia para difundir estereotipos, ideas, hábitos, etc., dado que los espectadores contemplan una película sin preguntar qué hay detrás de ella. Se considera un mero instrumento de entretenimiento, no de difusión de mensajes persuasivos.

Propaganda es un documento de un alto valor no sólo para el estudio de la comunicación sino para todos aquéllos que estudian el comportamiento de la sociedad ante los medios de persuasión existentes. Sin complejos, Bernays explica el modo mediante el cual se consigue manipular al público y controlar su mente para dirigirlo a un fin concreto. Una estrategia, la descrita por el autor, que puede parecer anticuada, pecando de una cierta inocencia, sobre todo con los ejemplos ofrecidos. Este paso del tiempo no ha reducido el valor de lo explicado, pues, si bien pueden parecer ejemplos más propios de otra época, no podemos sino recordar de nuevo que la propaganda no tiene por objeto vencer a la inteligencia. Es en la emoción donde actuará y con la que conseguirá entrar en la mente de los ciudadanos.


📚 Lecturas cortas comprensivas para secundaria con ejercicios

Videojuegos

Los primeros pasos para los actuales videojuegos se  producen  en los años 40, cuando los técnicos americanos desarrollaron el primer simulador de vuelo, destinado al entrenamiento de  pilotos.  En 1962 apareció la tercera generación de computadoras, con reducción de su tamaño y costo de manera drástica; y a partir de ahí el proceso ha sido continuo. En 1969 nació el microprocesador, que en un reducido espacio producía mayor potencial de información que los grandes  computadoras  de los años 50. Es lo que constituye el corazón de nuestras computadoras, videojuegos y calculadoras.

En 1970 aparece el disco flexible y en 1972 se desarrolla el primer juego, llamado PONG, que consistía en una rudimentaria partida de tenis o ping-pong. En 1977, la firma Atari lanzó al mercado el primer sistema de videojuegos en cartucho, que alcanzó un gran éxito en Estados Unidos y provocó, al mismo tiempo, una primera preocupación sobre los posibles efectos de los videojuegos en la conducta de los niños.Luego de una voraz evolución, en la que el constante aumento de la potencia de los microprocesadores y de la memoria permitieron nuevas  mejoras, en 1986 la casa Nintendo lanzó su primer sistema de videojuegos que permitió la presentación de unos juegos impensables nueve años  atrás.  La  calidad del movimiento, el color y el sonido, así como la imaginación de los creadores de juegos fueron tales que, unidos al considerable abaratamiento relativo de dichos videojuegos, a comienzos de los 90, en nuestro país se extendieron de manera masiva los  juegos creados por las dos principales compañías, Sega y Nintendo; y en poco tiempo se constituyeron en uno de los juguetes preferidos de los niños.

La extensión masiva de los videojuegos en los años 90 ha provocado una segunda oleada de investigaciones, en la medicina, la sociología, la psicología y la educación, además de la preocupación y las valoraciones que dichos juegos han recibido por parte de padres, educadores  y  principalmente los medios de comunicación, para quienes generalmente los videojuegos son vistos como algo negativo y perjudicial. Las más prestigiosas universidades, revistas y publicaciones son sensibles a la preocupación por una de las tendencias preferidas a la hora de elegir los juegos, no solo de los niños y adolescentes, sino también de jóvenes y adultos.

Preguntas y respuestas

1. ¿Cuál es el tema central del texto?
A) Relación entre computadoras y videojuegos novedosos.
B) Los videojuegos y las consideraciones psicosociales.
C) Surgimiento de las empresas Atari, Nintendo y Sega.
D) La expansión de los videojuegos y su peligro inherente.
E) Evolución de los videojuegos y el debate sobre sus efectos.

2. En relación a los videojuegos y los progresos logrados entre 1969 y 1977, es incompatible afirmar que, como consecuencia, se produjo:
A) Un acelerado proceso de aceptación, pero también recelo.
B) Éxito de ventas y aceptación total, entusiasta y sin reparos.
C) Una potenciación cada vez mayor del microprocesador.
D) Aprovechamiento del cromatismo, el sonido y el dinamismo.
E) Interés en el tema por parte de científicos e instituciones.

3. El término VORAZ, en el tercer párrafo del texto, alude a:
A) escándalo.
B) consumismo.
C) agresividad.
D) rapidez.
E) dependencia.

4. Se puede inferir de lo expuesto en el texto que:
A) La empresa Sega tuvo una duración prolongada en videojuegos.
B) Fue en países asiáticos que se revolucionó los videojuegos.
C) En cuanto a comunicación, los videojuegos resultan nocivos.
D) La empresa Atari fue la pionera en la creación de videojuegos.
E) La medicina, la psicología y la sociología investigan los videojuegos.

5. Si los microprocesadores no se hubieran potenciado, seguramente:
A) no habría ningún videojuego y tampoco habría violencia.
B) las computadoras habrían tardado en popularizarse.
C) la revolución de los videojuegos no se habría dado.
D) las investigaciones sobre los videojuegos continuarían.
E) no se habrían desarrollado videojuegos de gran calidad.

SOLUCIONES

Solución 1: El texto trata sobre la evolución de los videojuegos y el debate sobre sus consecuencias en diversos ámbitos. Rpta.: E

Solución 2: Una de las consecuencias de la evolución de los videojuegos es la tendencia a investigar sobre ellos: va surgiendo preocupación. Rpta.: B

Solución 3: En el contexto, VORAZ connota RAPIDEZ en la evolución. Rpta.: D

Solución 4: En el segundo párrafo se informa que, en el año 1977, la empresa Atari sacó a la venta la primera consola de videojuegos que tuvo gran éxito; en consecuencia, es pionera en este rubro. Rpta.: D

Solución 5: En el tercer párrafo se  dice  que,  gracias al desarrollo de los procesadores y la memoria, se  pudo idear y fabricar  juegos de gran calidad. Por lo tanto,  sin aquellos  no se habrían concebido videojuegos de tal característica. Rpta.: E

El 8M

Todo un movimiento intelectual, social y político revolucionó los últimos años de la década de 1960 y toda la década de 1970 en Estados Unidos. Cansadas de negociar con los hombres para conseguir pequeñas cantidades de igualdad y de medir la lucha feminista por el estatus de los hombres, las feministas radicales decidieron que querían ser las artífices de su propio cambio. Su discurso sobre el género, la libertad sexual y el patriarcado se convirtió en la base teórica del movimiento de liberación de la mujer en EEUU, Francia, Alemania, Gran Bretaña, etc.

El feminismo radical es, pues, la corriente estadounidense que se desarrolló entre 1966 y 1977 y que ha tenido una enorme influencia en todos los movimientos feministas posteriores. Su lema es «lo personal es político» y sus principales obras de referencia son La política del sexo de Kate Millet y La dialéctica del sexo de Shulamith Firestone. Los radicales se han distanciado de los movimientos de izquierda de los años 60, que combinaron el feminismo con el socialismo y la democracia para extender la lucha contra el patriarcado de lo económico y público a lo social y privado.

Sus argumentos dicen que la opresión de las mujeres comienza en el propio hogar y es ejercida por los padres/maridos/parejas a través de las relaciones sexuales, la capacidad reproductiva, el control sobre el cuerpo o el trabajo doméstico gratuito. También argumentan que el fin del capitalismo y la igualdad en la educación, la empresa o las instituciones no serán suficientes para acabar con la dominación masculina, porque los desequilibrios de poder provienen del matrimonio y la familia. Si las feministas negras hablaban de «razas» y las socialistas de «clases», el feminismo radical elige la «casta sexual» para explicar la estructura de poder subyacente. Para muchos escritores, como Alicia H. Puleo, el feminismo radical marca el inicio del feminismo de tercera ola o feminismo.

Preguntas y respuestas

6.  El viraje que realiza el feminismo radical consiste fundamentalmente en defender que:
A) El capitalismo a ultranza alienta la subordinación de la mujer.
B) El hombre ejerce dominación endémica sobre la mujer.
C) No existe promoción de una buena política sexual.
D) Existen bases socialmente sólidas de liberación sexual.
E) La dominación masculina es base de la estructura de poder.

7.  Entre  el  feminismo  radical  y  los  movimientos  sociales  existe,  a  partir  de  1977,  una
relación de:
A) Oposición.   
B) Continuidad.   
C) Marginación.
D) Simultaneidad. 
E) Incondicionalidad.

8.  Según el texto, los conceptos de  género,  libertad y patriarcado tienen, para el feminismo,
carácter:
A) Filosófico.    
B) Ambivalente.   
C) Multinacional.
D) Abstracto.   
E) Metafísico.

9.  Se puede inferir que las estructuras de opresión femenina
A) Se interiorizan desde la infancia.  
B) Marcan la tercera ola feminista.
C) Son la base teórica del feminismo. 
D) Permiten hablar de “razas” y “clases”.
E) Son las bases del feminismo radical.

10.  Si el feminismo radical no se hubiese distanciado de la izquierda,
A) No defendería la educación, en todos sus niveles, como una solución.
B) Confiaría en sus instituciones como artífices de su propio destino.
C) No se habría iniciado una lucha contra el molde patriarcalista.
D) La liberación sexual, tan anhelada, no se habría realizado todavía.
E) La dialéctica del sexo, sin duda, habría fracasado en forma rotunda.

SOLUCIONES

Solución 6: La casta de poder es fundamentalmente masculina y está fundada en diferentes instituciones. El viraje que realiza este feminismo incide en el poder de esa dominación. Rpta.: E

Solución 7: Lo que sigue después del feminismo radical y los movimientos feministas de 1977 es una continuidad. Rpta.: B

Solución 8: Estos conceptos se utilizaron en varios países, por ende tienen carácter multinacional. Rpta.: C

Solución 9: El autor sostiene que la opresión de la mujer comienza en el propio hogar, es decir, a nivel de familia. Rpta.: A

Solución 10: El feminismo radical inicia una lucha política contra el patriarcado debido a su tendencia distanciada de la izquierda. Rpta.: C

«Historia de una hora» de Kate Chopin: Temas, Preguntas y Sinopsis

Después de la historia hay una sinopsis, un vistazo a algunos temas y algunas preguntas para considerar. Todos los cuentos de Chopin, así como sus dos novelas, se encuentran en Kate Chopin: The Complete Novels and Stories.


Sabiendo que la Sra. Mallard estaba aquejada de un problema cardíaco, se tuvo mucho cuidado en comunicarle con la mayor delicadeza posible la noticia de la muerte de su marido.

Fue su hermana Josephine quien se lo contó, con frases entrecortadas; insinuaciones veladas que revelaban en medio de la ocultación. El amigo de su marido, Richards, también estaba allí, cerca de ella. Era él quien había estado en la oficina del periódico cuando se recibió la información del desastre ferroviario, con el nombre de Brently Mallard encabezando la lista de «muertos». Sólo se había tomado el tiempo de asegurarse de su veracidad mediante un segundo telegrama, y se había apresurado a adelantarse a cualquier amigo menos cuidadoso y menos tierno en llevar el triste mensaje.

No escuchó la historia como muchas mujeres han escuchado la misma, con una incapacidad paralizada para aceptar su significado. Lloró de inmediato, con súbito y salvaje abandono, en los brazos de su hermana. Cuando la tormenta de dolor se hubo agotado, se fue sola a su habitación. No quería que nadie la siguiera.

Allí estaba, frente a la ventana abierta, un sillón cómodo y espacioso. En él se hundió, presionada por un cansancio físico que atormentaba su cuerpo y parecía llegarle al alma.

Podía ver en la plaza abierta delante de su casa las copas de los árboles que estaban todas animadas por la nueva vida primaveral. El delicioso aliento de la lluvia estaba en el aire. En la calle de abajo, un vendedor ambulante estaba gritando sus mercancías. Las notas de una canción lejana que alguien estaba cantando le llegaban débilmente, y un sinnúmero de gorriones trinaban en los aleros.

Había trozos de cielo azul que se asomaban aquí y allá entre las nubes que se habían juntado y amontonado una encima de otra en el oeste frente a su ventana.

Se sentó con la cabeza echada hacia atrás sobre el cojín de la silla, completamente inmóvil, excepto cuando un sollozo le subió a la garganta y la sacudió, como un niño que ha llorado hasta quedarse dormido sigue sollozando en sus sueños.

Era joven, con un rostro hermoso y tranquilo, cuyas líneas denotaban represión e incluso cierta fuerza. Pero ahora había una mirada apagada en sus ojos, cuya mirada estaba fijada allá en uno de esos parches de cielo azul. No era una mirada de reflexión, sino que indicaba una suspensión del pensamiento inteligente.

Había algo que se acercaba a ella y lo esperaba con temor. ¿Qué era? No lo sabía; era demasiado sutil y escurridizo para nombrarlo. Pero lo sintió, arrastrándose desde el cielo, llegando hacia ella a través de los sonidos, los olores, el color que llenaba el aire.

Ahora su pecho subía y bajaba tumultuosamente. Empezaba a reconocer esa cosa que se acercaba a poseerla, y se esforzaba por rechazarla con su voluntad, tan impotente como lo hubieran sido sus dos blancas y delgadas manos.

Cuando se abandonó, una pequeña palabra susurrada escapó de sus labios ligeramente separados. La dijo una y otra vez en voz baja: «¡Libre, libre, libre!» La mirada vacía y la mirada de terror que la había seguido desaparecieron de sus ojos. Permanecieron agudos y brillantes. Sus pulsaciones se aceleraron y el flujo de sangre calentó y relajó cada centímetro de su cuerpo.

No se detuvo a preguntar si era o no una alegría monstruosa la que la retenía. Una percepción clara y exaltada le permitió descartar la sugerencia como algo trivial.

Sabía que volvería a llorar cuando viera las amables y tiernas manos cruzadas por la muerte; el rostro que nunca la había mirado más que con amor, fijo y gris y muerto. Pero vio más allá de ese amargo momento una larga procesión de años por venir que le pertenecerían absolutamente. Y abrió y extendió sus brazos para darles la bienvenida.

No habría nadie por quien vivir durante esos años venideros; viviría para sí misma. No habría ninguna voluntad poderosa que se doblegara a la suya en esa persistencia ciega con la que los hombres y las mujeres se creen con derecho a imponer una voluntad privada a un semejante. Una intención bondadosa o una intención cruel hacían que el acto no pareciera menos un crimen cuando ella lo veía en ese breve momento de iluminación.

Y, sin embargo, lo había amado, a veces. A menudo no lo había hecho. ¿Qué importaba? ¡Qué podía contar el amor, el misterio no resuelto, frente a esta posesión de autoafirmación que ella reconoció de repente como el impulso más fuerte de su ser!

«¡Libre! Cuerpo y alma libres!», seguía susurrando.

Josephine estaba arrodillada ante la puerta cerrada con los labios pegados a la cerradura, implorando que la admitieran. «¡Louise, abre la puerta! Te lo ruego; abre la puerta; te pondrás enferma. ¿Qué haces, Louise? Por el amor de Dios, abre la puerta».

«Vete. No me estoy enfermando». No; ella estaba bebiendo un elixir de vida a través de esa ventana abierta.

Su fantasía corría a lo largo de esos días que tenía por delante. Días de primavera, y días de verano, y toda clase de días que serían suyos. Exhaló una rápida oración para que la vida fuera larga. Sólo ayer había pensado con un escalofrío que la vida podría ser larga.

Al final se levantó y abrió la puerta a las importunidades de su hermana. Había un triunfo febril en sus ojos, y se portaba involuntariamente como una diosa de la Victoria. Se abrazó a la cintura de su hermana y juntas bajaron las escaleras. Richards las esperaba al final.

Alguien estaba abriendo la puerta principal con una llave de picaporte. Fue Brently Mallard quien entró, un poco manchado por el viaje, llevando con tranquilidad su bolsa de mano y su paraguas. Había estado lejos del lugar del accidente y ni siquiera sabía que lo había habido. Se quedó sorprendido por el grito desgarrador de Josephine; por el rápido movimiento de Richards para apartarlo de la vista de su esposa.

Pero Richards era demasiado tarde.

Cuando vinieron los médicos dijeron que había muerto de una enfermedad del corazón, de una alegría que mata.

Publicado: 1894, © Dominio público


Sinopsis de «La historia de una hora»

La Sra. Mallard, que tiene problemas de corazón, recibe suavemente la noticia de que su marido ha muerto en un accidente de tren. Un conocido de su marido, Richards, se entera en la redacción del periódico, confirma el nombre y acude inmediatamente a su hermana Josephine.

La señora Mallard llora desconsoladamente y luego se va sola a su habitación. Se sienta en un sillón, cansada, y mira al exterior, al día de primavera. De vez en cuando solloza.

Mientras se encuentra en un estado de estupor, le viene un pensamiento que le hace sentir miedo. Al identificarlo, intenta, pero no consigue, apartarlo.

Baja la guardia, se da cuenta de que es libre y se relaja. Sabe que estará triste en el funeral de su marido, pero mira con esperanza los próximos años que tendrá para sí misma.

Ya no tendrá que considerar la opinión de su marido en nada.

Josephine insta a la Sra. Mallard, que se llama Louise, a abrir la puerta, preocupada por su bienestar. Ella se queda en su habitación, sus sentimientos de optimismo por el futuro aumentan.

Finalmente abre la puerta a su hermana. Bajan juntas las escaleras y Louise se siente triunfante. Richards las espera en la planta baja.

El Sr. Mallard entra por la puerta principal. No había estado en el lugar del accidente y ni siquiera sabía que había habido uno. Josephine grita. Richards trata de protegerlo de la vista de su esposa.

Los médicos dicen que la Sra. Mallard murió «de alegría que mata».

Tema: La libertad de la mujer en el matrimonio

Este tema debe examinarse en el contexto de la época en que fue escrito. Fue antes de que las mujeres tuvieran derecho al voto, y cuando ser una esposa y madre abnegada era el ideal femenino.

La sensación que se apodera de Luisa tras procesar la muerte de su marido es de libertad. La libertad que siente aquí no es un alivio porque su marido la haya maltratado, ya que su rostro «nunca la había mirado sino con amor». Es simplemente que ya no está sometida a una «poderosa voluntad que se inclina hacia ella».

Mientras que antes Louise se estremecía al pensar en una larga vida de sometimiento, ahora anticipa «toda clase de días que serían suyos».

De hecho, la alegría que siente Louise por esta libertad es tan fuerte que la súbita pérdida de la misma, al ver a su marido entrar por la puerta, es demasiado para su corazón -figurativa y literalmente-.

Además, la Sra. Mallard es identificada por primera vez como esposa. No la conocemos como Louise hasta más tarde (véase la pregunta nº 2 más abajo), lo que implica que su papel de esposa subsume todo lo demás sobre ella.

Tema: La muerte como liberación

La forma socialmente aceptable de reaccionar ante la muerte es con dolor y sólo con dolor. Al igual que el tema anterior, esto es menos pronunciado hoy en día, pero sigue siendo aplicable.

Louise está realmente triste por la muerte de su marido, y lo demuestra abiertamente. Sin embargo, la experiencia de su fantasía desbordada por su nueva libertad ocurre completamente en privado.

Cuando Josephine se preocupa de que Louise se ponga enferma, sólo responde que no lo hace. Como es lógico, no dice nada de que se sienta feliz o aliviada.

El lector percibe este tema de forma más emocional que intelectual. Algunos se darán cuenta de que juzgan automáticamente a Louise de forma negativa a partir de su reacción. Otros considerarán que se trata de una situación compleja y que sus dos reacciones emocionales son comprensibles.

1. ¿Qué representa el día de primavera que observa Luisa?

La escena de la primavera que ve representa el cambio que está a punto de producirse en su interior y su eventual culminación.

Después de retirarse a su habitación, la Sra. Mallard mira por la ventana y ve «las copas de los árboles que estaban todas animadas por la nueva vida primaveral». Poco después, ella misma está literalmente animada cuando se da cuenta de que es libre: «su pecho se levantó y cayó tumultuosamente» y «sus pulsaciones se aceleraron». Al igual que el crecimiento de la primavera termina con su asentamiento en su estado maduro, la experiencia de la Sra. Mallard culmina cuando su «sangre corriente calentó y relajó cada centímetro de su cuerpo».

Mientras la Sra. Mallard está lidiando con una muerte, es testigo de cosas que indican vida: «El delicioso aliento de la lluvia» (está saboreando su nueva vida después de una experiencia que la hará crecer), «un vendedor ambulante lloraba su mercancía» (un grito activo para ganarse la vida, a diferencia del llanto pasivo por una muerte), y los sonidos del canto y los pájaros.

Su observación termina con «manchas de cielo azul que se muestran aquí y allá a través de las nubes». Del mismo modo, el cielo azul de la Sra. Mallard -su nueva libertad- comienza a mostrarse a través de sus nubes -su tristeza temporal-.

2. ¿Cuál es el significado de descubrir el nombre de pila de la Sra. Mallard al final de la historia?

Esto identifica el punto de inflexión en su actitud. Ahora es completamente receptiva a la idea de vivir por sí misma.

No nos enteramos de que se llama Louise hasta las tres cuartas partes del relato, cuando Josephine le ruega que salga de su habitación. Es significativo que esto ocurra después de que ella haya aceptado plenamente su nueva libertad, cuando está «bebiendo en un elixir de vida» y «su fantasía se desborda». Ahora es Louise, una persona independiente, no la señora Mallard, una esposa sumisa.

3. ¿Cuáles son algunos ejemplos de ironía?

A Josephine le preocupa que Louise se esté poniendo enferma, pero sabemos que en ese momento se siente mejor que en mucho tiempo, quizá nunca.

La causa declarada por el médico de la muerte de Louise, «la alegría que mata», fue más bien una decepción que mató. Estaba alegre antes de que entrara su marido, no después.

Hay otras cosas que sólo son irónicas a posteriori:

  • La preocupación de todos por dar la triste noticia lo más suavemente posible cuando ella se lo toma muy bien
  • Todos los pensamientos de Louise de ser libre y vivir por sí misma son una ilusión: su marido está vivo todo el tiempo
  • Baja las escaleras sintiéndose triunfante y victoriosa sólo para morir segundos después

Análisis, resumen y temas de «Girl» de Jamaica Kincaid

Este poema en prosa/cuento corto se publicó por primera vez en 1978 en el New Yorker. Más tarde apareció en la primera colección de cuentos de Kincaid, At the Bottom of the River, y puede leerse en el avance de Amazon. El relato es una larga frase seguida de unas 650 palabras.

Resumen de «Girl»

Una madre aconseja a su hija sobre muchas cosas: cómo lavar la ropa, no caminar con la cabeza descubierta al sol, cómo cocinar, cómo comer, cómo caminar, no cantar benna en la escuela dominical, a quién evitar, no comer fruta en la calle, cómo coser y planchar, cómo cultivar alimentos, cómo limpiar la casa y el patio, cómo sonreír a la gente, cómo poner la mesa, cómo comportarse con los hombres, la higiene, cómo jugar como una niña, no coger las flores de la gente, no tirar piedras a los mirlos, cómo hacer medicinas, cómo pescar, cómo intimidar a un hombre, cómo un hombre la intimidará a ella, cómo amar a un hombre, cómo escupir al aire sin que te caiga encima, cómo hacer un presupuesto y cómo comprobar la frescura del pan.

Tema: Dinámica madre-hija

El papel de la madre dominante representado es el de maestra. Su discurso es un torrente de instrucciones y advertencias. Los consejos se refieren sobre todo a cosas prácticas para ella y para la casa, así como a la forma de comportarse en público.

Un aspecto importante de esta letanía es la falta de calidez. No hay ni una sola palabra de amor o de ánimo en ninguna parte. Por supuesto, la madre podría estar motivada por el amor, al menos en parte, pero esto no se refleja en su comunicación con su hija. El discurso es didáctico y crítico, y expresa una visión muy estrecha de una madre.

Tema: Expectativas para las mujeres

Las palabras de la madre abarcan el papel tradicional que desempeñaría una mujer: muchos consejos para mantener un hogar y relacionarse con los hombres. Lavar la ropa, seleccionar los alimentos y cocinarlos, limpiar, poner la mesa, preparar remedios caseros y saber cómo tratar a los hombres.

El tono es principalmente neutro, pero es claramente duro en un aspecto: que la chica es promiscua. Debido a su repetición, es la parte que más destaca. Es muy importante que una mujer tenga una buena reputación en este ámbito. Sin embargo, la reputación de la chica no parece estar en duda. La madre preguntó si era cierto que cantaba benna en la escuela dominical, dando a entender que alguien hablaba de esto. No hay ninguna indicación de que alguien haya impugnado el carácter de la chica. La primera vez que se dice es especialmente chocante:»… el s¦ut en el que te empeñas». Está claro que la madre desaprueba enérgicamente cualquier comportamiento que tienda en esa dirección. El tono es aún más duro si se tiene en cuenta que la niña podría estar actuando de forma perfectamente normal. La historia también termina con la madre acusando a la chica de «ser la clase de mujer a la que el panadero no deja acercarse al pan», siendo lo último que recordamos.

Curiosamente, el tipo de comportamiento que podría meter a la niña en problemas no es infrecuente. Una de las cosas que la madre enseña a hacer a la hija es una medicina «para tirar a un niño antes de que sea un niño». Podemos deducir que se trata de un conocimiento común que se transmite a las niñas. No ser promiscuo es una cosa, pero ocultarlo es igual de importante.

1. ¿Por qué un mirlo podría no ser un mirlo después de todo?

Este consejo expresa la creencia de que el mirlo puede contener el espíritu de una persona o de algo más. Esto es coherente con la otra afirmación sobre devolver un pez para que no te pase nada malo. La madre transmite estas creencias místicas a su hija. Estas cosas contrastan con la referencia a la escuela dominical, donde se enseña alguna forma de cristianismo.

2. ¿Por qué la niña no debe cantar benna en la escuela dominical?

El benna es una música antillana de ritmo acelerado, conocida por tener chismes en la letra. No sería apropiado cantarla en un entorno cristiano. De nuevo, vemos la importancia de las apariencias. A la niña no se le dice que no cante estas canciones, sino que no lo haga en la escuela dominical.

3. ¿Cómo debe tomarse la narración? ¿Se realiza en tiempo real?

No lo creo. Se lee como un recuerdo de las cosas que la madre de la niña le había dicho durante un período de tiempo, probablemente años. Por ejemplo, «así es como se cose un botón» no podía decirse y dejarse así. Evidentemente, la madre lo dijo al principio de una demostración, y habría explicado más cosas a medida que avanzaba. Esto se aplica también a muchas de las otras cosas que se dicen.

Una persona tendría que padecer un trastorno clasificable para desbarrar la narración de la historia de una sola vez, sin explicaciones y haciendo correr las cosas sin transiciones.